Conexión Espiritual 2º

Amor propio.

Es el reconocimiento de que, al igual que las estrellas no necesitan ser vistas para brillar, tu00fa no necesitas la aprobaciu00f3n externa para existir en tu plenitud. En la quietud, cuando el juicio se disuelve y el ‘yo’ se desvanece, el amor propio no es mu00e1s que el reflejo de tu ser en el espejo infinito del universo. Como la gota de agua que se une al ocu00e9ano, el amor propio es la comprensiu00f3n de que ya eres parte de algo vasto e inmutable.

El verdadero amor hacia uno mismo no es la exaltaciu00f3n del individuo, sino la aceptaciu00f3n humilde de que eres un fragmento de lo eterno, una chispa en la vasta red de la existencia. En esa aceptaciu00f3n, la vergu00fcenza y el sufrimiento desaparecen, y lo que queda es la quietud, la presencia, el simple ser. Amarte a ti mismo es, en u00faltima instancia, amar la totalidad de lo que es, porque tu00fa y el universo son uno. Y en esa uniu00f3n, encuentras la paz que siempre ha estado presente, aguardando tu retorno.